DIARIOVASCO.COM. La San Silvestre más tempranera de todo el País Vasco y también de toda Europa, según señalan los miembros de Mintxeta A.T., reunió a 160 corredores en la plaza Kalegoen la madrugada del 31 de diciembre, superando todas las previsiones de los organizadores. El privilegio de constituirse en la primera San Silvestre del 31 de diciembre se sustenta en lo inusual de la hora elegida para el inicio de la prueba, justo un minuto después de que las campanas de la parroquia de San Bartolomé anunciaran la medianoche del 30 de diciembre y el inmediato inicio del día con el que se pone el punto final al año 2013.
La convocatoria conllevaba el riesgo de no saber cómo iba a responder la gente a la idea de correr en medio de la noche y ese temor era compartido también por los miembros de la organización. Sin embargo, esos miedos quedaron desechados a medida que las manecillas del reloj de la parroquia avanzaban hacia la medianoche del 30 de diciembre. La plaza se fue poblando poco a poco de corredores y de curiosos atraídos por la idea de disfrutar de una carrera tan peculiar como la programada por Mintxeta A.T. Las prendas deportivas de buena parte de los participantes se confundían con los más variopintos disfraces, no en vano se decidió potenciar el carácter popular de una carrera en la que no iban a haber ni tiempos ni clasificaciones, con un premio especial para el mejor disfraz así como el sorteo de varios regalos entre todos los corredores. Así, en la línea de salida se dieron cita desde el hombre-pingüino, a una pollita amarilla con muchas ganas de correr, pasando por varios papa Noel, un corredor de encierros ataviado para lanzarse delante de los astados en San Fermín, gente tocada con las más estrafalarias pelucas y, hasta un corredor que se decidió a participar acompañado de su perro.
A correr y a divertirse
Justo un minuto después de que las campanas de la parroquia anunciaran la medianoche del día 30, se dio la salida a la carrera entre los gritos de ánimo de los espectadores que acudieron a ver la prueba. A partir de aquí, los participantes afrontaron un recorrido urbano de cinco kilómetros que cada uno cubrió de la mejor manera que pudo. Quizá las facultades de todos no fueran las mismas, pero lo que si quedó de manifiesto es que todos los inscritos tenían las mismas ganas de disfrutar de la fiesta e iniciar el adiós al año 2013 de una manera muy especial.
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