Las 23.00 horas de hoy será la hora señalada para que los participantes de la II edición de la Gabez Takarraran tomen la salida desde la plaza eskoriatzarra. Una prueba que constará de 20,10 kilómetros, con un desnivel positivo 1.102 metros, un desnivel negativo 1.102 metros, una altitud máxima 801 metros y mínima de 295. Habrá 4 puntos de avituallamiento en los que se facilitará tanto liquido como alimento.
Los récord de la pasada edición está en manos de Aritz Kortabarria, Arkaitz Zamakona, que lo cubrieron en 1 hora 37 minutos y 20 segundos. Y en la categoría femenina, Nerea Amilibia, con 2 horas 2 minutos y 24 segundos.
Iñaki Uribeetxebarria es uno de los organizadores de la prueba y señala que «a decir verdad, cuando el 9 de Junio del año pasado estábamos en la línea de salida de la carrera, nosotros mismos que habitualmente somos también participantes de otras carreras, tampoco éramos capaces de contestar qué era lo que, realmente, motivaba a todos los que allí se encontraban, a participar en la Eskoriatza Gabez Takarraran».
Iñaki hace una reflexión sobre estas carreras «está claro que quien se mueve en este mundillo de las carreras de montaña no necesita ninguna explicación sobre lo que se siente después de rodar durante un buen rato y/o al acabar un entrenamiento. Sí es cierto que cuando este entrenamiento lo realizamos donde más nos gusta entrenar, esto es , si nos calzamos las zapatillas y nos vamos a correr por la montaña, cuando volvemos, la sensación es simplemente indescriptible.. La cuestión, más difícil aún de responder, es qué es lo que sentiremos cuando a todo esto añadimos que la actividad de correr por el monte la vamos a realizar en plena noche, donde la oscuridad y el silencio serán nuestros compañeros durante toda la actividad».
Señala para finalizar que «por nuestra parte nos gustaría daros las gracias a todos los que estuvisteis el año pasado porque, además de ver que todo el trabajo de organización de la prueba fue compensado con vuestra presencia, lo más importante para nosotros fue la ilusión con la que aquellos cientos de chavales observaban, sin perder ningún detalle, todos y cada unos de vuestros movimientos . De esta forma, el principal objetivo de la carrera se vio cubierto».
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