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Un río de atletas inunda Vitoria

Gontzal Sanz consiguió su quinta Media Maratón en una edición multitudinaria

Ni el frío ni la lluvia ni las previsiones de nieve en las cercanías de la ciudad amedrentaron a los miles de vitorianos que ayer volvieron a responder a la llamada de la Media Maratón. Las calles de la capital volvieron a ser testigos de la pasión que une desde hace ya muchos años a los alaveses con el atletismo, y que ayer llegó a su punto más alto reuniendo a la mayor cantidad de participantes desde hace 33 años, 3.300. Solo la Avenida de Gasteiz fue capaz de albergar con comodidad a una serpiente multicolor que necesitó hasta las aceras para deslizarse por los más de 21 kilómetros y que dejó un resultado previsible, el quinto entorchado del vitoriano Gontzal Sanz.

La carrera volvió a significar una auténtica fiesta para los apasionados de este deporte. Por ello, en la salida reinaba el buen humor pese a los 2 grados que marcaba el mercurio a eso de las 10.45 de la mañana. Con tanta gente en el arranque, no es de extrañar que durante los primeros metros se viera una pugna constante por conseguir el espacio adecuado para cada uno. Mientras en el grueso del pelotón se vivía de una forma, en la cabeza se empezaban a vislumbrar los primeros signos de lo que sería la lucha por la victoria.

Con los primeros metros en plena cuesta abajo, los favoritos a la victoria apenas necesitaron 2 minutos y 50 segundos para cubrir el kilómetro inicial. En esa feroz batalla por abrir ventaja sobre el resto destacaba una vez más Gontzal Sanz. Teniendo en cuenta que en ediciones anteriores su ventaja a la hora de cruzar la línea de meta era bastante abultada, el vitoriano optó por seguir su táctica habitual, la de romper la carrera antes del tercer kilómetro y gestionar de la mejor manera posible las fuerzas.

Su plan salió tal y como lo tenía pensado, excepto por un pequeño detalle. Al girar la cabeza no encontró tras él ni largos metros vacíos ni la compañía conocida de Roberto Ruiz, sino que vio a Oier Ariznabarreta. El vizcaíno era todo un desconocido para el atleta de La Blanca, pese a que en su palmarés cuenta con varias victorias en pruebas de montaña como la Subida a Urkiola. El durangarra fue solo uno de los tantos y tantos participantes que llegaron ayer a Vitoria desde otros puntos del país, sobre todo desde provincias contiguas. El vitoriano no se preocupó en exceso por la inesperada compañía, pero sí que empezaron a entrarle las prisas según se acercaba la recta final de la carrera.

A partir del kilómetro 18 los problemas empezaron a ser más visibles en las piernas de los dos corredores, pero eso no impidió que Sanz preparara poco a poco su asalto definitivo a la victoria. Cuando tan solo quedaban dos kilómetros, el alavés decidió dar el estoque definitivo, cambió el ritmo y eso fue suficiente para conseguir una veintena de metros que se hicieron insalvables para Ariznabarreta. Lejos del récord del circuito que consiguió el año pasado, cruzó la meta con un tiempo de 1.07.51 que le sirvió para entrar en la historia de la prueba con cinco victorias.

Dominio de Iraia García
A diferencia de Sanz, el dominio de Iraia García fue mucho más abrumador. La vizcaína rompió la carrera nada más empezar y sin preocuparse en ningún momento por sus rivales dio un auténtico recital de autocontrol. Ni siquiera los problemas físicos de la parte final de la carrera evitaron que alcanzara el final tras una hora, 22 minutos y 40 segundos. 52 segundos más necesitó Marisol Ramos y 2 minutos y 15 segundos, la primera alavesa, Laura García que se quedó a poco más de un minuto de subirse al tercer escalón del podio, en manos de Eneritz Sein.

Iturria: www.elcorreo.com

 

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