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Bilbao Night Marathon: Nacidos para correr

En una noche templada se vio de todo, desde gente disfrazada de oso a otros que empujaban un coche de niño
2.181 atletas se lanzaron a las calles de la villa para disputar el segundo Bilbao Night Marathon

Los 2.181 atletas que inundaron ayer por la noche las calles de la Bilbao se tienen que sentir identificados cuando Bruce Springsteen se desgañita en uno de sus mayores éxitos cantando «… baby, we were born to run». Y es que para eso, nacidos para correr, parece que están hechos todos los protagonistas de la segunda edición del Bilbao Bizkaia Night Marathon, carrera patrocinada por EL CORREO. Fueron seducidos por la única prueba de estas características que se celebra por la noche en Europa e intentaron rebajar sus marcas, medir su resistencia física y mental y disfrutar haciendo deporte en la oscuridad de la villa. Sobre las 20 horas empezó a anochecer. En la explanada del Guggenheim ya se veían las primeras ‘quedadas’ de grupos que comentaban, sobre todo, la buena temperatura que hacía para correr. Algunos atletas, ya en ropa de deporte, llegaban empujando el cochecito de los niños. Y es que muchas familias acudieron a dar su apoyo y ánimo en los momentos previos, esos que duran una eternidad.

«Que estén todos tranquilos, que esto es muy largo», dijo por megafonía el madrileño Fabián Roncero antes de la salida. Agustín, de Sestao, se preparaba para hacer la media. «Es que el año pasado ‘casqué’ y me ganó hasta el abuelo que corrió. Hice 4 horas y 44 minutos. Pero en Madrid ya he hecho 3.52 ¿eh?», recordaba satisfecho. El abuelo al que se refería era Fortunato, quien a sus casi 82 años tampoco se quiso perder la cita. «En diez meses he hecho cinco medias maratones», proclamaba orgulloso. Ayer se lanzó a por el maratón. Y recibió el aplauso de las muchas personas que no quisieron perderse la salida. Luego, durante la carrera despertó aún más admiración. En verdad, el hombre ha nacido para correr.

¡En zapatos!

«A ver si llego a la meta, porque tengo un trancazo…», decía José Luis Madariaga, de Lekeitio, que a pesar de no andar muy católico de salud quiso arriesgar y correr los 20 kilómetros de la media. Como Oier, de Eskoriatza, que reconocía que era uno de «los globeros. Pero lo que quiero es acabar la media y disfrutar corriendo. La termino y tengo un día para recuperar antes de ir a currar el lunes». En la salida se congregaron atletas de todas las comunidades, como el santanderino Fernando. «El recorrido me parece perfecto, llano y rápido. Y veo bastante participación y un ambiente muy bonito». Y también divertido, porque los aragoneses Francisco, Jesús, David y Paul aparecieron vestidos de negro y ¡en zapatos! Estuvo también de nuevo Spiderman, y hasta un par de personas disfrazadas de osos que debieron pasar un calor de aúpa. Alguno hasta corrió desnudo.

El catalán Joan Torné se lo tomaba más en serio, como casi todos. Y es que ayer cumplió su 550 media maratón. Cerca, la bilbaína Montse Vázquez esperaba paciente junto a su familia. «Voy a terminarla y espero que no llueva. Suelo hacer carreras de asfalto y de montaña. La keniana ha dicho que iba a ganar seguro, pero las bilbaínas vamos a intentar darle». Esa paciencia se transformó en intranquilidad cuando la salida se retrasó. Estaba prevista para las nueve, pero arrancó once minutos tarde. Había ganas de correr y se notaba, así que hasta hubo silbidos, más por ansiedad que otra cosa, para que la carrera se iniciara. Una versión discotequera de Franco Battiato hizo que los saltos de calentamiento fuesen aún más continuos. Expectantes estaban dos burgaleses de Cerezo de Río Tirón, contentos; Ana e Isabel, dos chicas de Plentzia que corrían por primera vez; José Luis, de Sopelana, al que le gustaba mucho el recorrido; Juan Mari Etxapare, de Pamplona, que vino «por la curiosidad de la correr de noche»; el grupo formado por Pau, Jon y Mikel; o David, de Algorta, que el año pasado completó su primera maratón y ayer se decidió por la media; y Luisma, de Santutxu, que esperaba «bajar de 2.58» y llegar así el mismo sábado a meta.

Cuando Gabino Martínez de Arenaza, el director de Turismo de la Diputación, dio el pistoletazo de salida se acabaron los nervios. Las manos fueron al reloj para apretar el crono y empezó lo bueno. Unos fuegos artificiales en la salida del Guggenheim dieron espectacularidad al único momento en el que todos están juntos. Los africanos salieron disparados. Diez minutos más tarde se dio la salida a la carrera popular.

Máxima expectación
Durante las siguientes horas, hasta casi las dos de la madrugada, los atletas se dejaron ver por todos los puntos de la ciudad. La Gran Vía estaba repleta de personas que hacían hilera a ambos lados de la carretera para dar su ánimo a cada uno de los 2.181 participantes. A las diez de la noche, el tramo de la Plaza Moyúa era el que congregaba a mayor número de personas, junto a la zona del Arenal. Allí, familias de paseo, parejas y cuadrillas que salían de fiesta se detenían para presenciar la carrera. «¡Cómo ‘zingan’ los africanos!», lanzó un chaval al paso de la cabeza de carrera.

Había niños que invadían la carretera y levantaban sus manos para que los atletas las chocaran. Otras pronunciaban gritos de ánimo. Y todos reconocían el esfuerzo. La noche bilbaína era especial, distinta, y presentaba una temperatura agradable. Hasta demasiado. La lluvia respetó. Las gotas eran de sudor. Ya lo dice también Bruce ‘Born to run’: «We’ll run till we drop» (correremos hasta la última gota). Y todos lo hicieron. Sobre las diez y veinte llegó Josu Amutio para vencer la media maratón. Y los favoritos de la ‘grande’ empezaron a aparecer pasadas las once y cuarto de la noche. A partir de ahí, se produjeron cientos de gestos de satisfacción de personas nacidas para correr.

Iturria: www.elcorreo.com

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