Enrique Cifuentes, presidente del Club Deportivo Fortuna, organizador de la Behobia-San Sebastián, asegura sin riesgo de equivocación que la edición del domingo «ha sido la más dura de los treinta años que llevo ligado a la carrera».
«Esta edición –dice– no ha sido precisamente vistosa. Nos hemos visto obligados a hacer cambios de última hora. Por ejemplo, tuvimos
que suspender la Behobia Txiki. Tomar esta decisión no nos resultó nada fácil pero ante todo había que preservar la seguridad de los
chavales. El fortísimo viento tiró en varias ocasiones las vallas, de los árboles se desprendieron ramas… Pensamos que eran razones
más que de peso para suspender la carrera. Entendemos el enfado de los chavales, seguro que estaban muy emocionados e ilusionados, pero no se pudo hacer otra cosa. Esperamos que el año que viene tengamos un día más favorable».
El viento, que en ocasiones alcanzó los 100 kilómetros por hora –se pasó de alerta naranja a roja en el mar–, y la lluvia que caía con
fuerza no dieron tregua a los organizadores y tampoco, por supuesto, a los corredores.
«No puedo decir otra cosa. Ha sido terrible. Estuvimos en continuo contacto con el observatorio meteorológico y nos llegó a comunicar que se habían registrado en la zona de Igueldo vientos de hasta 110 kilómetros por hora. Llevo 30 años en la Behobia y no recuerdo una cosa así. Sí es cierto que ha habido ediciones en las que ha llovido mucho, pero no con este viento. Fue muy duro preparar todo. Deambulábamos casi deprimidos, viendo que mucha de la infraestructura de la Behobia no se podía poner en marcha. No se pudo instalar arco de salida, ni de llegada, adelantamos la salida de silla de ruedas, tuvimos que cambiar de ubicación la zona vip y el
sistema de cronometraje…», asegura el presidente del Fortuna.
Enmuchos corredores anónimos, protagonistas principales de la Behobia, se pudo ver los rostros fatigados de gente conocida por el público, como al exciclista australiano afincado en Oiartzun Neil Stephens, que cubrió el trazado portando en su cabeza una corona –sin espinas– para reflejar el calvario padecido.
Pese a todo, la prueba salió bien. «En la salida, uno de los puntos más delicados, el pelotón respetó las indicaciones y la carrera se
puso en marcha tal y como estaba previsto. Se tardó treinta minutos desde el primer grupo hasta el último corredor. Por cierto el himno de la Real se escuchó por megafonía perfectamente».
Solo 31 retirados
En cuanto al tesón, esfuerzo y ganas que pusieron los 14.918 participantes, Cifuentes destacó la capacidad de sacrificio del pelotón
popular, que sufrió durante los aproximados veinte kilómetros de distancia. «Cada vez el atleta popular es más consciente de lo que
supone correr una carrera de estas características. Invierte más tiempo y dinero en la preparación, con revisiones médicas y asesora-
miento en la dieta. Los datos oficiales hablan por sí mismos. Sólo 31 atletas se retiraron. Una cifra clarificadora, que refleja a la perfección que el corredor popular cada vez se prepara más y mejor».
Esta 45ª edición quiso reconocer al público –esencial en esta multitudinaria clásica pedestre– con unas palabras de agradecimiento:
Muchas Gracias. Y el público, pese a todo, tampoco falló el domingo. «Es enorme su mérito. Lógicamente el tiempo hizo que mucha gente optara por quedarse en casa. A pesar de todo vimos a muchísimo público animando en todo el recorrido. Es de agradecer comprobar que contamos con su fidelidad».
La pregunta obligada es: ¿cuántos más el año que viene? «Hay que ser cautos y analizar todos los aspectos antes de aventurarnos a
hablar de cifras. Siempre que nos juntamos para hacer un balance de cómo ha transcurrido todo soy de los que suele poner el freno en
este tema. Soy partidario de ir poco a poco. En breve tenemos una reunión con Ion Freixa, que es el coordinador de la Cruz Roja en Gipuzkoa, pero creemos que el año que viene podríamos estar en disposición de aumentar en mil el número de inscripciones».
Iturria: Diario Vasco